Hay que disminuir el consumo excesivo de productos textiles, cuya producción y comercialización no son sustentables.
La caída de los precios de la ropa en los últimos 20 años nos ha permitido comprar cada vez más ropa. Ahora tenemos 5 veces más que la que tenían nuestros abuelos. En realidad, esta continua acumulación de prendas baratas sólo es posible gracias a una constante reducción de los costes de producción. Esto, a su vez, tiene graves consecuencias para nuestra salud, nuestro planeta y la vida de los trabajadores de la confección.
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Daños al ambiente
En la Ciudad de México se desechan tres mil 700 millones de toneladas de residuos textiles al año, sobre todo de ropa de cama e interior, así como cortinas, y sólo se recicla el uno por ciento, revelan datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que la producción en esta industria es de las más dañinas y contaminantes para el medio ambiente, ya que es responsable de 20 por ciento de las aguas residuales globales y 10 por ciento de las emisiones totales de carbono.
Referente a la contaminación del agua:
En la mayoría de los países en los que se produce ropa, las aguas residuales tóxicas no tratadas de las fábricas textiles se vierten directamente en los ríos.
Las aguas residuales contienen sustancias tóxicas como plomo, mercurio y arsénico, entre otras. Éstas son extremadamente dañinas para la vida acuática y la salud de millones de personas que viven a orillas de esos ríos. La contaminación también llega al mar y acaba extendiéndose por todo el mundo.
Otra fuente importante de contaminación del agua es el uso de fertilizantes para la producción de algodón, que contamina fuertemente las aguas de escorrentía y de evaporación.
Referente al consumo del agua:
La industria de la moda es una gran consumidora de agua.
Se utiliza una enorme cantidad de agua dulce para el proceso de teñido y acabado de toda nuestra ropa. Como referencia, se pueden necesitar hasta 200 toneladas de agua dulce por tonelada de tejido teñido.
Además, el algodón necesita MUCHA agua para crecer (y calentarse), pero suele cultivarse en zonas cálidas y secas. Hasta Se necesitan 20.000 litros de agua para producir sólo 1 kg de algodón. Esto genera una tremenda presión sobre este precioso recurso, ya escaso y tiene consecuencias ecológicas dramáticas, como la desertificación del Mar de Aral, donde la producción de algodón ha drenado totalmente el agua
Respecto a la acumulación de desechos:
La ropa se ha convertido claramente en algo desechable. Como consecuencia, generamos cada vez más residuos textiles. Una familia del mundo occidental tira una media de 30 kg de ropa al año. Sólo el 15% se recicla o se dona , y el resto va directamente al vertedero o se incinera.
Las fibras sintéticas, como el poliéster, son fibras de plástico, por lo que no son biodegradables y pueden tardar hasta 200 años en descomponerse. Las fibras sintéticas se utilizan en el 72% de nuestra ropa.
Respecto a los productos químicos:
Los productos químicos son uno de los principales componentes de nuestra ropa.
Se utilizan durante la producción de la fibra, el teñido, el blanqueo y el procesamiento en húmedo de cada una de nuestras prendas.
El uso intensivo de productos químicos en el cultivo del algodón está provocando enfermedades y muertes prematuras entre los algodoneros, además de la contaminación masiva de las aguas dulces y oceánicas y la degradación del suelo.
Respecto al cambio climático:
La industria de la confección representa el 10% de las emisiones mundiales de carbono.
La industria mundial de la moda genera una gran cantidad de gases de efecto invernadero debido a la energía utilizada durante su producción, fabricación y transporte de los millones de prendas que se compran cada año.
Las fibras sintéticas (poliéster, acrílico, nylon, etc.), utilizadas en la mayoría de nuestras prendas, se fabrican a partir de combustibles fósiles, por lo que su producción es mucho más intensiva en energía que la de las fibras naturales.
La mayor parte de nuestra ropa se produce en China, Bangladesh o India, países que funcionan esencialmente con carbón. Este es el tipo de energía más sucia en términos de emisiones de carbono.
Además, según James Conca de FORBES: "Las fibras sintéticas baratas también emiten gases como el N2O, que es 300 veces más nocivo que el CO2".
Respecto a la degradación de los suelos y desertificación:
El suelo es un elemento esencial de nuestro ecosistema. Necesitamos un suelo sano para la producción de alimentos, pero también para absorber el CO2. La degradación masiva y global del suelo es uno de los principales problemas medioambientales a los que se enfrenta actualmente nuestro planeta. Representa una gran amenaza para la seguridad alimentaria mundial y también contribuye al calentamiento global.
La industria de la moda desempeña un papel importante en la degradación del suelo de diferentes maneras: el sobrepastoreo de los pastos a través de las cabras de cachemira y las ovejas criadas por su lana; la degradación del suelo debido al uso masivo de productos químicos para cultivar algodón; la deforestación causada por las fibras a base de madera como el rayón.
Respecto a la destrucción de la selva tropical:
Cada año se talan miles de hectáreas de bosques antiguos y en peligro de extinción y se sustituyen por plantaciones de árboles utilizados para fabricar tejidos a base de madera, como el rayón, la viscosa y el modal.
La pérdida de bosques es una amenaza para el ecosistema y las comunidades indígenas, como en Indonesia, donde se ha producido una deforestación a gran escala de los bosques tropicales en la última década.
Parece que el deseo de consumo es infinito mientras que la realidad es que vivimos en un planeta que ya está alcanzando sus límites, se están deteriorando los recursos naturales, además de consumir los de las próximas generaciones. Si realmente se quiere dejar un mejor futuro, se requiere hacer cambios en el consumo excesivo de productos como los textiles, cuya producción y comercialización no son sustentables.
De acuerdo con información del portal de la organización ambientalista internacional Greenpeace, la contaminación que genera la producción de ropa es de aproximadamente 500 mil toneladas de micro plásticos al año que llegan a los océanos. Además, se estima que el 73 por ciento de las prendas producidas anualmente termina incinerada o en basureros, lo que contribuye a la polución del suelo y aire.
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